martes, 31 de diciembre de 2013

Año Nuevo, Vida Eterna

Felíz Año Nuevo!!!

 Quino. Mafalda (c.1970)

Según la tradición judía, Dios creó el mundo en septiembre del año 3760 a.C.(calculo el mes en base al mes habitualmente asignado por el cómputo hebreo a la celebración de Roschaschaná). El mundo hebraico ha hecho bien en reconocer el carácter simbólico de dicha fecha, pues la ciencia ha demostrado convincentemente, sin ánimo de ofender al Señor, que, por Su Santa voluntad, el Universo nació hace alrededor de 13.700 millones de años y la Tierra hace alrededor de 4.600 millones de años, que los dinosaurios se extinguieron hace alrededor de 65 millones de años y los grandes mamíferos paleolíticos hace alrededor de 10.000 años y que la Humanidad inició su azaroso periplo terrenal hace alrededor de tres millones de años.
Reza el último artículo del credo católico: "Creo en la Vida Eterna". La ciencia parece haber dado la razón a quienes creen en la eternidad. El Universo ha dado señales inequívocas de vida durante su dilatadísima existencia: planetas, dinosaurios, mamuts, gliptodontes, seres humanos... Según el internacionalizado cómputo gregoriano, la Humanidad ingresa mañana en un nuevo año de su extensísima trayectoria. Ocasión propicia para recordar que la vida no debe detenerse. En años recientes, la cinematografía hollywoodense ha inundado las cinematecas del orbe con pretenciosas películas apocalípticas, respaldadas por un poderío económico aparentemente interesado en invalidar irreversiblemente el clásico brindis judío (Lejaim). Lejaim significa "por la vida". Es por la vida que debemos brindar en cada Año Nuevo, no importa de qué religión o cultura.  Es por la vida que debemos luchar y brindar día tras día. Una vez preguntaron a Ernesto Sábato cuál era el sentido de la vida. Sábato respondió que no lo sabía, pero que, si luchábamos, era porque algún sentido le veíamos. La vida, al menos la humana, durará mientras haya quienes le vean, aunque muy difusamente, algún sentido.


domingo, 29 de diciembre de 2013

Medio milenario

Y todo a media luz 
que es un brujo el amor 
a media luz los besos 
a media luz los dos 
Y todo a media luz 
crepúsculo interior 
¡Qué suave terciopelo 
la media luz de amor!


Juncal 12, 24 
telefoneá sin temor 
de tarde té con masitas 
de noche tango y cantar 
los domingos pies danzantes 
los lunes desolación 
hay de todo en la casita 
almohadones y divanes 
como en botica cocó 
alfombras que no hacen ruido 
y mesa puesta al amor 


Edgardo Donato y Carlos Lenzi
A media luz (1924)

Casi noventa años después, en una Reina del Plata semidestronada por el calor insoportable y los interminables cortes de luz, el panorama social pinta mucho menos romántico que en el tango de Donato y Lenzi. En este complejo diciembre de 2013, los porteños a media luz no buscan besos ni amores brujos, sino que se puedan encender las lamparitas, los splits, los ventiladores, los freezers, los hornos de microondas. El romanticismo gardeliano ha sido impiadosamente destronado por el inflexible pragmatismo del segundo decenio del siglo XXI. La Reina del Plata ya no es la ciudad adoptada como patria chica por una Berta Gardes afanada en impecables planchados al carbón junto a un Carlos Gardes afanado en ensayar payadas de Betinotti, sino la urbe padecida como residencia de amas de casa aparentemente constreñidas a aprender a utilizar las planchas de carbón de sus bisabuelas, preservadas en baúles de inmigrantes conservados como decoración de salas de estar por las acaloradas biznietas de sus propietarias originales. Ya no se telefonea sin temor a Juncal 12,24, sino con bronca a contestadores de compañías eléctricas aparentemente decididas a hacer volver a la Reina del Plata a las velas de sebo encendidas por Mariano Moreno al prologar encendidamente su castellanización del original francófono del rousseauniano Contrato social: «Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía».
Los porteños sin luz y con calor reclaman la vulgarización  de sus derechos ante compañías eléctricas aparentemente decididas a negar el té con masitas y brindar desolaciones de lunes a precio de oro. Así transita la Reina del Plata el siglo de su medio milenario, casi un siglo y medio después de la presentación en sociedad de la lámpara incandescente edisoniana.





 Juan de Garay refundando la Ciudad de Buenos Aires (11.06.1580) 
       


sábado, 28 de diciembre de 2013

El Ángel del señor Duarte


Piquete contra los cortes de luz en Flores (diciembre de 2013)

La Navidad de 2013 no pintaba particularmente apacible para el cuadragenario remisero Ángel Duarte y sus vecinos de un barrio de Flores simultáneamente flagelado por calores agobiantes y cortes de luz, que obligaban a sus pobladores a alternar compras navideñas con piquetes contra deficiencias del suministro eléctrico. Entre los vecinos del señor Duarte figuraría probablemente alguna maestra resignada a iniciar el Ciclo Lectivo 2014 con haberes notoriamente inferiores al estipendio acordado a las fuerzas del orden tras una protesta policial seminacional discutiblemente tachada de extorsiva por algún alto funcionario gubernativo aparentemente incapaz de percibir que la educación es más prioritaria que la seguridad.

Entre los vecinos del señor Duarte también figuraba el cabo policial federal Nicolás Encinas, quien, no contento con el generoso aumento salarial discutiblemente acordado a su fuerza, descerrajó un arbitrario balazo al desdichado señor Duarte, que protestaba contra los cortes de luz. El infortunado remisero falleció horas antes de la Nochebuena de 2013, tras dos cirugías motivadas por su imprevista herida de bala. El señor Duarte encomendó su alma al Señor Dios mientras el Papa Francisco, primer pontífice argentino y ciudadano ilustre de Flores, oficiaba en el Vaticano la primera Misa de Gallo de su pontificado, durante la efemérides del natalicio de un Jesús anunciado por el Ángel del Señor a María.

San Gabriel Arcángel, Ángel del Señor Dios, anunció a María el advenimiento del Redentor. Nicolás Encinas, Ángel del señor Duarte, portaba nuevas menos agradables.



jueves, 26 de diciembre de 2013

Paraná

Atravesé el Paraná por primera vez en una brumosa tarde de 1976, a mis seis años. Regresaba a la capital argentina, mi ciudad natal, con mis padres y mi hermana de cuatro años, tras una excursión al Palmar de Colón, efectuada a bordo del modesto Renault 6 de mi padre. Aún no se había habilitado el Puente Zárate-Brazo Largo, lo cual nos obligó a abordar un enorme ferry amarrado en la orilla entrerriana del Paraná. Nuestro espacioso transbordador enfiló pesadamente hacia la ribera bonaerense del inmenso río. Durante la breve travesía fluvial, mi sana curiosidad infantil me permitió grabar en mi retina la silueta del puente inconcluso, envuelta en las brumas de un Paraná con tanta sueñera y barro como el Plata postulado por Jorge Luis Borges en su Fundación mítica de Buenos Aires. Cinco años después, la deliciosa inocencia de mis once abriles me haría batir palmas al atravesar el Paraná por el Túnel Subfluvial Hernandarias, extendido entre las capitales santafesina y entrerriana.
En vísperas del año 2014, la Argentina está constreñida a impiadosos calores estivales, que los rosarinos no están pudiendo mitigar con baños tomados en un Paraná actualmente sojuzgado por palometas, feroces peces carnívoros de la familia de las pirañas, que han dejado un tendal de personas mordidas por los impiadosos depredadores fluviales. Que no necesitan transbordadores, puentes o túneles para desplazarse por el Paraná.


Ejemplar de palometa


         

martes, 24 de diciembre de 2013

Cosas buenas

"Cosas raras veredes, Sancho!!!!!! Más de dos años frenando esto (Schiavi) diciendo que correr unos metros la cerca podía traer problema a los aterrizajes,luego que el plan maestro de Aeroparque lo incluyera hace años.Cuando la Emperatriz del Calafate y el hijo no valorado de Franco M. se ponen de acuerdo con los Casinos Flotantes esto se destraba, que raro, no? Y ahora el show . De paso esta obra es imprescindible para que pueda completarse la ampliación de la cabecera de Aeroparque en la zona del accidente de LAPA , ya que hay que cerrar por un tiempo la costanera para empalmar el nuevo trazo. Por lo que esta demora política 100 % ha postergado una obra de seguridad importante para los vuelos. Así funciona este desmadre de los KK.
"Qué olorcete a m... Macri ronroneando alrededor de los K. Macri, el que nos impuso un impuesto por tener calcomanías en los locales comerciales. Macri, el que subió indiscriminadamente el impuesto inmobiliario, diciendo que cobrar un 1% anual sobre el valor del inmueble "es normal". Macri, el que reinstaló el impuesto de sellos en CABA a la exorbitante tasa de (1,8%?), no me acuerdo de la tasa, si de su exorbitancia. Esta gentuza nos afana día a día, de una u otra manera, y usa la guita como le da la gana (cuando no se la afana, vía contrataciones con amigos o vía el procedimiento que sea). Macri ¿procesado por falsificación de operaciones de comercio exterior de autos Argentina-Uruguay? Macri, ex funcionario de empresas de su papichorri. Vótenlo, si con esos antecedentes lo quieren hacer, se merecen ese personaje.
"Cómo puede ser que este imbécil de Macri se haga el demócrata con uno de los principales representantes de esta kleptocracia que bailaba una conga mientras las hordas criadas al amparo de los subsidios saqueaban y mataban impunemente. y Macri corría con Bolt ....El fin de semana nos mostraron como roba la jefa de este sujeto pero Mauri hace "gestión" a él no le interesa por quienes estamos gobernados...hay que dialogar...eso es el PRO...Una expresión más del desquicio delirante en el que vivimos
Era cuestión de tiempo a que el PRO y los Ks se asociaran o directamente aunaran fuerzas para seguir haciendo de las suyas. Comparten empresarios por igual que realizan obras para ambas administraciones: Nicolás Caputo, Cristóbal López, Lázaro Báez, etc.Con esto ha quedado bien en evidencia quienes ya están perdiendo posiciones de cara a las elecciones de 2015 y no saben que hacer para recuperar la imagen perdida. Ya lo dije antes y lo repito ahora,PRO=Ks,cada uno con su idea por su lado,hablando mal unos de otros (teatralizando para la gilada),pero al final con el mismo resultado:Negocios,negocios y más negocios.En las próximas elecciones no se olviden de éstas cosas y pongan el voto a quien corresponda (quedará algún político creíble todavía en el país?).
"Vergüenza!!! hace mas de 7 años que esta traza debió hacerse..... ahora se acuerdan??' ahora que Macri transó por la deuda de Cristóbal López por las maquinitas??? que VERGÜENZA son los políticos argentinos... siempre transando! YO NO VOTO NI A MACRI ni A CRISTINA!
"Pactando la impunidad se llama esta película
"Sigue el romance PRO-K... A Cristóbal el del descubrimiento lo bajaron y a Cristóbal el del juego le perdonaron sus deudas. Unos tienen el cepo cambiario online, los otros el cepo educativo online. Demagogia populista, urbanización y comprensión para las villas, voto fácil financiado con el saqueo recaudatorio a la clase media. Sin olvidar la gran pasión que los une: los sobreprecios en la interminable obra pública. Linda reconciliación. Los bobos de siempre pagamos la cuenta...
No se confundan, Macri es cortesano de la reina kk.
Randazzo, la autopista la esta haciendo la ciudad, uds solo "aportaron" el permiso para hacerlo. Vos te tenés que ocupar que todos esos choriceros planes de la villa Retiro dejen de cortar la Illia. Es tu obligación, "si siguen cortan no hay mas choris", te animás a hacerlo?"


Informe mediático de la visita de Randazzo y Macri a las obras de la Autopista Illia

¿Qué demonios es el galimatías que usted acaba de leer? ¿Balbuceos indescifrables de mi sobrino Nippur, de dos años, que aún no verbaliza gramaticalmente? ¿Chismografía barata de señoras añosas, avergonzadas de su argentinidad y aficionadas al té con masas de añosas confiterías?
Ni lo uno, ni lo otro. Lo que usted acaba de leer son comentarios de foristas on line de un cuasi-sesquicentenario matutino porteño, fundado por un presidente argentino decimonónico y bautizado con un nombre que no revelaré por una cuestión elemental de respeto hacia mis semejantes. Se refieren a un reciente encuentro del ministro del Interior y Transporte de la Nación, contador Florencio Randazzo, con el jefe de Gobierno porteño, ingeniero Mauricio Macri. El encuentro entre ambos funcionarios tuvo lugar en la porteña Autopista Illia, que interconecta desde 1996 la terminal ferroviaria de Retiro y el Aeroparque Jorge Newbery y que los gobiernos nacional y porteño pretenden prolongar hasta el límite geopolítico septentrional porteño-bonaerense.  
Según los citados foristas, el segundo tramo de la Autopista Illia es éticamente inaceptable. Les parece inconcebible que algo bueno pueda provenir de un Estado a su entender lento e inoperante, sin ninguna chance real de agilización y optimización. Muchos gobernados argentinos parecen suponer que ellos pueden tomarse el tiempo del mundo y recibir reconocimientos por todas sus acciones, incluso por las de mala calidad, mientras que sus gobernantes deben hacerlo todo rápida e inobjetablemente, sin pretender reconocimiento alguno.
Los indignados foristas on line del añosísimo matutino porteño, mayoritariamente pertenecientes a estratos sociales altos, han despotricado impiadosamente contra el futuro segundo tramo de la Autopista Illia. El día de mañana lo utilizarán despreocupadamente para dirigirse a sus countries, barrios privados y quintas de fin de semana. Muchos años atrás, el segundo marido de mi madrina decía, con esas u otras palabras, que un gobierno podría ser muy corrupto, pero que debían reconocerse sus cosas buenas. Se lo haya votado o no. La autoría y celeridad de una obra beneficiosa son factores secundarios al lado de su materialización efectiva. Nadie deja de usar el Túnel Subfluvial Hernandarias porque lo haya inaugurado el Onganiato, ni el Puente Zárate-Brazo Largo y la Autopista 25 de Mayo porque las haya inaugurado el Proceso, ni las autopistas a Luján y La Plata y el tramo inicial de la Autopista Illia porque los haya inaugurado el menemismo. Yo odio el golpismo, me avergüenza haber alentado al menemismo, nunca voté al macrismo y, sin embargo, me parecen excelentes las mencionadas obras, amén del Metrobus de la Avenida 9 de Julio y la doble mano de las Avenidas Pueyrredón, Jujuy y Santa Fe. ¿O qué querían? ¿Seguir cruzando el Paraná en balsa, yendo a Ezeiza y Luján por la Avenida Rivadavia y a La Plata por la Avenida de los Calchaquíes? Eso no se llama política; se llama PRO-GRE-SO. Y el progreso es patrimonio común de la Humanidad, sin ninguna distinción de banderías ideológicas degenerables en divisionismos estériles y perjudiciales. Si algún nostálgico quiere seguir cruzando los Andes en burro, como el Libertador, allá él; yo los crucé en avión y eso no me impide admirar al general José de San Martín, que los cruzó con los medios de locomoción de su tiempo (se supone que su mala salud le obligó a cruzarlos en camilla).
Lo bueno es lo bueno. En esta primera Navidad con Papa argentino, es bueno tenerlo presente en nuestros pensamientos, dichos y acciones.   

lunes, 23 de diciembre de 2013

Por siempre Chaplin


Charles Chaplin en La quimera del oro (1925)

En 1977 yo tenía siete años y el Canal 7 de Buenos Aires difundía un programa infantil dedicado a la figura y trayectoria del gran Charles Chaplin. He olvidado por completo el nombre del programa y su conductora de galera. En la Navidad de 1977 fallecía Chaplin. Se lo comenté a mi hermana de cinco años, que me preguntó si estaba triste por la muerte del "genio del cine", como lo llamaba George Bernard Shaw. No supe darle una respuesta.
En 1984 Claudio España conducía Por siempre Chaplin, otro programa del Canal 7 de Buenos Aires, principalmente dedicado a la obra de Chaplin, aunque también incluía filmografía de colegas-contemporáneos de Chaplin, como Max Linder, Buster Keaton y Harold Lloyd. Con los años iría creciendo mi admiración por Chaplin, sobre todo en el otoño austral de 1994, al estrenarse la película de sir Richard Attenborough sobre un Chaplin superlativamente interpretado por un Robert Downey Jr.felizmente alejado de la insufrible mediocridad de Iron Man (en la película de Attenborough la madre de Charles Chaplin es encarnada por su nieta Geraldine). En el invierno austral de 1994, una cirugía pulmonar de urgencia me obligaría a una convalecencia matizada por videos de películas sonoras de Chaplin, como Monsieur Verdoux, Candilejas y Un rey en Nueva York, que me permitieron ampliar mi conocimiento de la filmografía chapliniana, hasta entonces fundamentalmente consistente en su pasmosa producción silente. En el verano austral de 1996 maticé una estancia geselina con la autobiografía de Chaplin, utilizada por Attenborough para su gran film sobre Chaplin.
Pasado mañana, día de Navidad, se cumplirá un nuevo aniversario del deceso de Charles Chaplin, cuyo estudioso Claudio España tampoco se encuentra actualmente en este mundo. España no pudo ser más elocuente al titular su programa de Canal 7. Aunque físicamente extinto hace muchos años, Chaplin sigue estando entre nosotros, aunque su obra pueda haber perdido público. 

sábado, 21 de diciembre de 2013

Vigilante de facción


Informe televisivo chileno sobre la protesta policial argentina de diciembre de 2013

En 1880, Nicolás Avellaneda transitaba el tramo final de su sexenio presidencial, marcado a fuego por el duro conflicto político-armado rematado por la federalización de la ciudad de Buenos Aires y jalonado por un tiroteo contra la casa del mandatario. Avellaneda, al recibir una comisión legislativa, les señaló al vigilante de facción apostado en la esquina del hogar de Avellaneda, diciéndoles: "Sobre aquel vigilante, el presidente de la República no tiene ninguna autoridad"
Más de un siglo después, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner parece tener tan poca autoridad sobre el vigilante de facción como su predecesor decimonónico. En la Casa Rosada, la mandataria debe coexistir con múltiples fuerzas de seguridad: Policía Federal, Policía Metropolitana, Policía Aeroportuaria, Policía Aduanera, Prefectura Naval, Gendarmería Nacional, empresas de seguridad privada, como si una ciudad de escasos tres millones de habitantes necesitase veinte fuerzas de seguridad para vivir tranquilamente... En la Quinta de Olivos, la jefa de Estado debe convivir con la odiada Policía Bonaerense, recientemente sumada a la protesta de otras doce policías provinciales, cuyos efectivos pretenden ganar más que las maestras de sus hijos, como si la educación fuese menos prioritaria que la seguridad, como si un policía jamás hubiese necesitado aprender a leer y escribir para ingresar a la policía.
En estas semanas previas a las fiestas de Navidad y Reyes, trece policías provinciales, secundados por sus pares de Policía Federal, Prefectura Naval y Gendarmería Nacional, parecen haber reducido a sus gobiernos-empleadores, en su perverso imaginario colectivo, al status de un Papá Noel o de un Rey Mago obligado, a punta de pistola, a otorgarles generosos aumentos salariales. Espero que al menos tengan la amabilidad de dejar la cartita, con agua y pasto para los camellos de los Reyes, junto a sus aborrecidos borceguíes reglamentarios.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Cristo Redentor


"Te alabamos, Cristo, y te bendecimos, porque con Tu Santa Cruz redimiste al mundo...", salmodiábamos a coro los feligreses de Nuestra Señora de los Emigrantes, parroquia del barrio porteño de Catalinas Sur, durante la Semana Santa de 1992, mientras procesionábamos alrededor de las imágenes del Via Crucis adosadas a los muros de nuestra capilla. Cristo había redimido al mundo con Su Cruz. Su prédica había sido la prédica de los promotores de un mundo mejor, que, durante milenios, han padecido la arbitrariedad de los defensores del statu quo, frecuentemente poderosos e implacables con sus objetores.
Al policía neoyorquino Frank Sérpico, encarnado en el cine por Al Pacino, le repugnaba la corrupción policial neoyorquina del decenio de 1970. Intentó denunciarla y se granjeó la enemistad de sus pares, hasta el punto de retirarse tempranamente del servicio policial activo. A su modo, Sérpico intentó enarbolar la cruz redentora de Jesús.

  
Al Pacino en Sérpico (1973)

Por estos días, trece gobernadores provinciales argentinos cedieron ante reclamos de sus policías provinciales, cuyo súbito autoacuartelamiento amenazaba la paz social de sus jurisdicciones. El gobernador cordobés José Manuel de la Sota no debía querer terminar como su predecesor Ricardo Obregón Cano, correligionario de De la Sota y arbitrariamente destituido en 1974 por el jefe de turno de la policía cordobesa (llamado Antonio Domingo Navarro y pronunciado contra Obregón Cano con la cartelera cinematográfica internacional deslumbrada por el talento actoral desplegado por el joven Pacino al personificar al anti-Navarro estadounidense encarnado en Sérpico). Desde dicha perspectiva, era comprensible que los reclamos policiales fuesen atendidos en las trece jurisdicciones provinciales con policías autoacuarteladas y que el Gobierno Nacional considerase conveniente, para asegurarse su lealtad, otorgar incentivos salariales a las fuerzas de seguridad nacionales (Gendarmería, Policía Federal y Prefectura Naval). En el centro del partido bonaerense de Avellaneda, a las puertas de una capital argentina precariamente protegida por su jovencísima Policía Metropolitana, sendos motochorros parecían agitar el fantasma de los saqueos de diciembre de 2001, cuyo duodécimo aniversario coincidía con el treintanario de la actual democracia argentina, aparentemente tan jaqueada por las fuerzas de seguridad como la precaria democracia argentina de 1930-1983 por las Fuerzas Armadas. En otras provincias momentáneamente privadas de protección policial, los comerciantes se munían de armas para defender su patrimonio mercantil ante la voracidad de los saqueadores.  
La redención de la Gendarmería, la Prefectura y las policías federal y provinciales no provendrá de los controversiales incrementos salariales otorgados a dichas fuerzas de seguridad como salida de emergencia por el Gobierno Nacional  y las trece administraciones provinciales  jaqueadas por el reciente pronunciamiento policial. Según lo acordado, el sueldo mensual de un gendarme, prefecto o policía duplicaría o triplicaría el sueldo mensual de la maestra de su hijo, como si la alfabetización fuese menos prioritaria que la seguridad de una zona fronteriza, portuaria o comercial, en una Argentina que no ha sufrido ninguna ocupación territorial extranjera prolongada desde la ocupación ilegítima británica del archipiélago malvínico, que lleva casi dos siglos sin exceder los escasos doce mil kilómetros cuadrados del marco geopolítico estrictamente malvinense. El expansionismo británico decimonónico nunca se interesó en ocupar territorialmente una Argentina continental de una superficie territorial semiequivalente a la extensión geográfica de una India sometida a ocupación territorial británica durante noventa años.
Ningún  analfabeto podría ser gendarme, prefecto o policía. La actual policía bonaerense sólo recluta cuadros con estudios secundarios completos y les obliga a ampliar su formación con estudios terciarios cursados en la escuela policial bonaerense. Sin embargo, los actuales gendarmes, prefectos y policías celebran el hecho de percibir haberes salariales netamente superiores a los emolumentos de unos docentes primarios y secundarios previsiblemente movilizados, en un futuro cercano, en demanda de equiparaciones salariales. ¿Aparecerá un Sérpico argentino valientemente decidido a subrayar dicha irregularidad ante sus pares? ¿Percibirán estos últimos la necesidad de un Cristo Redentor? ¿O preferirán crucificar a su Sérpico?   

     

viernes, 13 de diciembre de 2013

Invocando la protección de Dios

Por estos días, el país se ha visto jaqueado por una protesta policial cordobesa secundada por las policías riojana, catamarqueña, neuquina, rionegrina, chubutense, santafesina, mendocina, entrerriana, chaqueña, jujeña, bonaerense y fueguina. La brusca interrupción de una seguridad policial considerada endeble se ha traducido en saqueos a locales comerciales recordatorios de los saqueos de diciembre de 2001, cuyo duodécimo aniversario se conmemora en este mes del treintanario de la actual democracia argentina.
Los saqueos de diciembre de 2001 tenían una finalidad definida: repudiar las insostenibles políticas neoliberales. ¿Qué finalidad tenían los saqueos de diciembre de 2013? Sólo Dios parecería saberlo.
De hombres de Dios parece decidida a rodearse la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, mientras su jefe de Gabinete intenta aplacar la voracidad de unos gendarmes, policías y prefectos que no parecen querer desestabilizar gobiernos civiles, a diferencia del Ejército, Armada y Aeronáutica de 1930-1976, pero sí ganar más que las maestras de sus hijos, como si ellos no hubiesen necesitado alfabetizarse para ser gendarmes, policías y prefectos.
De hombres de Dios parece decidida a rodearse la Presidenta en este último mes del primer año de pontificado del primer Papa argentino. Ya se reunió con representantes católicos y evangélicos. Ya se agendó reuniones con representantes judíos y musulmanes. Sólo Dios parecería saber qué pretendían las trece policías provinciales autoacuarteladas en tiempo récord. En siete días hizo Dios al mundo, según el relato bíblico. En siete días se sublevaron trece policías provinciales en la Argentina de fines de 2013. Invocar la protección policial parece fútil por estos días en la Argentina, incluso en su opulenta capital, donde los hinchas de Boca pueden asolar las inmediaciones del Obelisco sin la menor presencia de una policía porteña aparentemente autoacuartelada sin previo aviso, a diferencia de las trece policías provinciales autoacuarteladas a grito pelado en estas vísperas de la Natividad de un Señor actualmente representado en la Tierra por el papa Francisco.
Invocar la protección policial parece fútil por estos días en la Argentina. Tal vez por ello la Presidenta prefiera, como los constituyentes de 1853, invocar la protección de Dios.


   La presidenta Cristina Fernández de Kirchner con Monseñor Arancedo, titular de la Conferencia Episcopal Argentina (Olivos, 12.12.2013)

martes, 10 de diciembre de 2013

Mañana de diciembre


Raúl Alfonsín jurando como presidente (10.12.1983)


Buenos Aires, sábado 10 de diciembre de 1983.  Los ex presidentes constitucionales Isabel Martínez de Perón y Arturo Frondizi izan la bandera argentina en un mástil parlamentario y ocupan un sitial de honor en el recinto de la Cámara de Diputados. Desde sus asientos, los dos ex mandatarios presencian la juramentación de su sucesor constitucional Raúl Alfonsín, solemne colofón de la era golpista. Ya han fallecido el marido de Isabel y todos los demás presidentes constitucionales argentinos derrocados por golpes militares del siglo XX. Arturo Illia, ex correligionario de Frondizi, falleció al empezar un 1983 próximo a fenecer como uno de los años más decisivos de la historia argentina. En la mañana del 28 de junio de 1966, doblemente enfriada por el invierno porteño y el glacial derrocamiento de Illia, lejos estaría seguramente Alfonsín, súbitamente despojado de su diputación por Onganía, de suponer que volvería al Congreso como presidente en una calurosa mañana de diciembre de 1983. A Frondizi, acechado por su parkinsonismo, aún le quedan doce años de existencia terrenal. Treinta años después, octogenaria y olvidada, la devota Isabel esperará su encuentro con el Señor en una capital española alguna vez habitada por el consorte de Isabel. 
Isabel y Frondizi nunca recuperarán sus presidencias, arrebatadas por usurpadores castrenses de poderes políticos. En ese caluroso día del diciembre porteño de 1983, Isabel y Frondizi comparten el recinto parlamentario con Fernando de la Rúa, correligionario de Alfonsín, que ha recuperado una senaduría nacional arrebatada a De la Rúa por quienes derrocasen a Isabel. Junto al Congreso aguarda una formación especial de un subte A tan septuagenario como Frondizi, destinada a transportar a la Casa Rosada a los invitados a la entrega de los atributos presidenciales destinados a Alfonsín y la juramentación de su gabinete. Los singulares pasajeros del subte A se apearán cerca de un Concejo Deliberante destinado a devenir en Legislatura trece años después, cuando se resuelva imponer pacíficamente el ambiguo status de Ciudad Autónoma a una Reina del Plata devenida en 1880, de manera nada  pacífica, en esa capital argentina que Alfonsín propondrá trasladar a una Viedma destinada a ingresar en los anales históricos como una frustrada Ankara argentina. En ese caluroso día del diciembre porteño, los singulares pasajeros del subte A se apearán cerca de un Concejo Deliberante destinado a presenciar la juramentación de Julio César Saguier, correligionario de Alfonsín y De la Rúa y primer titular posprocesista de una Intendencia Municipal devenida en Jefatura de Gobierno trece años después, con De la Rúa como su primer titular. Los singulares pasajeros del subte A se apearán cerca de un Colegio Nacional de Buenos Aires destinado a presenciar la inauguración del prolongado rectorado de Horacio Sanguinetti. Lejos está De la Rúa de suponer que, trece años después, la flamante Legislatura presenciará el inicio de la jefatura delarruista, con Sanguinetti como titular de una secretaría de Educación porteña posteriormente dotada de rango ministerial. Lejos está De la Rúa de suponer que, dieciséis años después, jurará, cerca de su antigua banca senatorial, como un presidente elegido por el pueblo que lo destituirá tras dos años de gestión. A Illia, correligionario del senador De la Rúa, lo volteó un Juan Carlos Onganía destinado a fallecer el mismo año que Frondizi, tras haber fantaseado, con un pie sobre su tumba, con volver a la Casa Rosada como un presidente constitucional similar al Illia derrocado por Onganía. A De la Rúa lo volteará el mismo pueblo que lo hiciera diputado, senador, jefe de Gobierno y presidente.
A Isabel la volteó un Jorge Rafael Videla que la obligó a volar en avión hacia su cárcel VIP de Neuquén, tras haberla obligado a apearse del helicóptero abordado en un helipuerto presidencial situado en la azotea de la Casa Rosada y posteriormente trasladado a un terreno adyacente por disposición del presidente Carlos Menem, correligionario de Isabel. En ese caluroso día del diciembre porteño de 1983, lejos está el senador De la Rúa de suponer que, dieciocho años después, deberá recrear efímeramente el helipuerto presidencial de la azotea de la Casa Rosada, al solo efecto de salir ileso de su azarosa presidencia. A Isabel la volteó el mismo Videla que obligó a Menem a indultarlo tras haberlo obligado a cambiar la gobernación riojana por una prisión política formoseña. En ese 10 de diciembre de 1983, debe estar haciendo mucho calor en la capital riojana, donde Menem estará recuperando su silla de gobernador y quizá ya se vea a sí mismo en ese Sillón de Rivadavia ocupado por el riojano seis años después.
En su modesta celda jesuítica, el padre Jorge Mario Bergoglio sigue la televisación de la asunción de Alfonsín. Al subte A aún le restan treinta años de esos duros asientos de madera ocupados muchos años después por Bergoglio, en su doble condición de arzobispo y Cardenal Primado. Lejos está el austero Bergoglio de suponer que la vejez lo hallará convertido en el primer papa argentino. 
En un televisor sintonizado en una capital santacruceña de diciembres menos calurosos que los diciembres porteños, la joven abogada platense Cristina Fernández de Kirchner y su marido santacruceño Néstor Kirchner contemplan a su correligionaria Isabel sentada junto a Frondizi en el Congreso. El derrocamiento de Isabel sentenció a los esposos Kirchner a un largo exilio interno, del cual Cristina y Néstor emergen en esa jubilosa mañana de diciembre de 1983, muy lejos de suponer que el recinto parlamentario televisado presenciará alguna vez sus respectivas juramentaciones presidenciales. En 1983, Néstor soñó infructuosamente con convertirse en intendente de Río Gallegos y convertir a su esposa en primera dama de la capital santacruceña. Andando el tiempo, Cristina será primera dama de Río Gallegos, Santa Cruz y la República Argentina y su esposo, primer caballero de la Nación.
En Londres, la premier británica Margaret Thatcher sigue la asunción presidencial de Alfonsín por televisión. El crudo invierno inglés se anuncia sobre calles londinenses engalanadas para la cercana Navidad. Los muchos desocupados producidos por la señora Thatcher y la dictadura procesista se preguntan si podrán comprar regalos navideños. Las almas no eligen su destino, contrariamente a lo imaginado en unos versos compuestos por un Jorge Luis Borges sinceramente anglófilo y francamente arrepentido, al asumir Alfonsín, de haber alentado los fatídicos derrocamientos de los esposos Perón y de haber desdeñado la democracia como curioso abuso de la estadística. A Borges le obsesionaban los laberintos. En aquella mañana de diciembre de 1983, los argentinos debíamos estar muy lejos de vaticinar la muy laberíntica trayectoria histórica reservada a los argentinos durante los siguientes tres decenios, con hilos de Ariadna de dispar calidad y temibles Minotauros acechándonos en sucesivos Dédalos. A la televisación de la asunción de Alfonsín no sólo la siguieron los esposos Kirchner y el actual Papa. También la siguieron unos militares llamados Mohammed Ali Seineldín y Aldo Rico, quienes, probablemente, ya estuvieran considerando la posibilidad de asestar algún fiero zarpazo a una democracia que ha necesitado treinta años para acusar alguna solidez. En el frío otoño malvinense de 1982, Seineldín y Rico habían afrontado los duros zarpazos asestados por orden de la señora Thatcher, fallecida en el año del treintanario de la actual democracia argentina, cuya maternidad espiritual podría recaer, en cierto modo, sobre esa Dama de Hierro magníficamente recreada por Meryl Streep en el film de Phyllida Lloyd sobre la controversial política conservadora inglesa. El film de Lloyd será estrenado en la Argentina en vísperas de otro significativo treintanario: el trigésimo aniversario de la guerra más innecesaria de la historia argentina. En aquel día de diciembre de 1983, la asunción de Alfonsín no sólo debe haber sido seguida por los dos primeros ocupantes femeninos del número 50 de la porteña calle Balcarce. También puede haber sido seguida por televisión por el primer ocupante femenino del número 10 de la londinense calle Downing, mejor protegida contra el frío londinense decembrino que los soldados argentinos contra el frío malvinense.
En una pantalla televisiva, la madre espiritual inglesa de la actual democracia argentina contempla la consagración del padre de dicha democracia. Casi dos siglos atrás, las Invasiones Inglesas terminaron incitando a los argentinos a preguntarse a santo de qué seguir teniendo un virrey español. Tres años después de la capitulación de Whitelocke, un Mariano Moreno promotor del libre comercio anglo-argentino figuró entre quienes anunciaron su decisión salomónica de prescindir simultáneamente de Borbones y Bonapartes, comunicada, en esos u otros términos, desde el mismo balcón del Cabildo porteño realzado casi dos siglos después por la magnífica oratoria del flamante presidente Alfonsín. Mediante las Invasiones Inglesas, los ingleses terminaron ayudando a los argentinos a expulsar a sus gobernantes españoles, estoicamente soportados por los argentinos desde el siglo XVI. Mediante su victoria en Malvinas, los ingleses terminaron ayudando a los argentinos a expulsar a sus gobernantes ilegítimos, estoicamente soportados por los argentinos desde 1930.  
La argentinización efectiva de las Malvinas puede esperar. En 1983, la democratización efectiva de la Argentina había esperado demasiado. Por eso no es poco mérito que la actual democracia argentina haya alcanzado su treintanario. Permítaseme cerrar esta indigna digresión, mezcla de ficción y realidad, aplicando a la actual democracia argentina esos versos impagables del citado maestro Borges: No nos une el amor, sino el espanto/Será por eso que la quiero tanto.  

  

viernes, 6 de diciembre de 2013

De la oscuridad a la luz



Video de Nelson Mandela (1990)

Los daguerrotipos, popularizados hacia 1840, supusieron un gran avance en lo referente a la reproducción gráfica de figuras humanas, sujeta durante milenios a engorrosos procederes pictóricos y escultóricos, sin que dicha afirmación pretenda negar las indiscutibles dotes de eximios retratistas plásticos como Diego Velázquez o Francisco de Goya y Lucientes. Reproducción gráfica de figuras humanas sujeta durante siglos a los preconceptos mahometanos sobre una reproducción gráfica de figuras humanas recusada por idólatra por la cultura musulmana, que me obligaran a contemplar añosísimos frescos bizantinos estambulitas con sus facciones humanas impiadosamente suprimidas por los conquistadores musulmanes de la Constantinopla del siglo XV.
En enero de 1986, tres meses antes de mi decimosexto cumpleaños, veraneaba yo con mi familia en Villa Gesell, donde había logrado munirme de un ejemplar de la célebre revista estadounidense Time, del cual obtuve mis primeras referencias sobre Nelson Mandela. Según TimeMandela había sido encarcelado en 1962 en su Sudáfrica natal, sin haber sido fotografiado desde 1965, circunstancia que había obligado al articulista de Time a ilustrar su breve texto sobre Mandela con un dibujo del líder sudafricano, cuyo retratista se había visto obligado a efectuar un considerable esfuerzo de imaginación para tratar de imaginar qué aspecto físico tendría el Mandela de 1986. Pocos años después, el Mandela no fotografiado en décadas se convertía, tras su liberación, en uno de los hombres más fotografiados o filmados del mundo, tras haber sido obligado, durante decenios, a vivir como si jamás hubiesen existido Daguerre o los hermanos Lumière.
De la oscuridad a la luz. Así vivió Mandela, cuya luz propia jamás habrá de apagarse. 




martes, 26 de noviembre de 2013

Huevos de chocolate


Ricardo Fort entrevistado al dirigirse a votar en las PASO del domingo 14 de agosto de 2011


A mediados de marzo de 1980, la capital argentina y sus alrededores fueron azotados por un calor inmisericorde, que obligó al régimen procesista a suspender por unos días un ciclo lectivo recién abierto. Yo estaba por cumplir diez años y asistía a una escuela privada recién mudada al barrio porteño de Almagro, bastante alejado de mi domicilio boquense. Notificado telefónicamente por las autoridades de mi establecimiento educacional, mi padre Alberto me retiró de mi escuela al volante del primero de los cuatro Renault 12 que poseería entre 1976 y 1990. Pocos días después, nos visitaban Elena y Alfredo, mis abuelos paternos, que llevaban 31 años al frente de un importante negocio de panadería, confitería, pastelería y servicios de lunch, cercano a la estación ferroviaria bonaerense de Lanús, actualmente explotado por otra firma comercial, del cual mis abuelos se desvincularían al jubilarse en 1984. Se acercaba la Semana Santa y mi abuelo se quejaba de la canícula abatida días atrás, que había amenazado con derretir una costosa partida de huevos pascuales de chocolate, encargada por mi abuelo a Felfort para su local comercial de Lanús. 
Yo ignoraba por entonces que jamás heredaría el negocio de mis abuelos (jubilados cuando yo sólo tenía catorce años, edad harto inapropiada para estar al frente de un negocio que mi padre, hijo único, no había querido encabezar, prefiriendo, en cambio, obtener el diploma universitario que mis abuelos, inmigrantes o hijos de inmigrantes, jamás habían podido tener). En vísperas de mi décimo cumpleaños, yo también ignoraba que las instalaciones de Felfort distaban pocas cuadras de mi escuela de Almagro y que Ricardo Fort, nieto de su fundador Felipe Fort, sólo me llevaba dos años, provenía de un hogar bastante más pudiente que mi hogar boquense y, a diferencia mía, heredaría el negocio de su abuelo, muchísimo más lucrativo que el negocio de mis abuelos.
Pasaron los años y los decenios. Al fallecer mis abuelos, se me hizo evidente que los cuerpos humanos, expuestos al frío, se endurecen como los huevos pascuales de chocolate. Ayer se me hizo evidente cuando empezó a enfriarse el cuerpo de Ricardo Fort, a la temprana edad de cuarenta y cinco años. Cuando mis abuelos tenían diez años, la peor pena penitenciaria vigente en la Argentina consistía en ser enviado a una cárcel de Ushuaia conocida como la cárcel del hielo, debido a los rigores del clima fueguino y del régimen penal. Pero de esa cárcel del hielo se podía volver. No así de la cárcel del hielo del sepulcro. Bien decía Joan Manuel Serrat en una de sus memorables canciones: "Pero los muertos están en cautiverio/Y no los dejan salir del cementerio". Al cuerpo de Ricardo Fort no le faltará el frío que amenazó con faltarles, en aquellos calurosísimos días de 1980, a los exquisitos huevos pascuales de chocolate de Felfort encargados por mi abuelo.       

lunes, 25 de noviembre de 2013

Una elección peculiar

Tras treinta años de continuidad democrática ininterrumpida, el voto se ha convertido en una acción rutinaria para el electorado argentino. Atrás han quedado largas épocas de golpismo cívico-militar, fraude electoral, voto esporádico o condicionado, sufragio con restricciones genéricas.  Durante los últimos tres decenios, los argentinos nos hemos acostumbrado a elegir a nuestros gobernantes.  Desde el anteaño, el lanzamiento de las PASO nos ha impuesto el saludable hábito de oficializar candidaturas antaño consagradas en internas o convenciones partidarias frecuentemente cuestionables.
En 1997 me inscribí en el profesorado de Historia dictado en una institución terciaria del gobierno porteño. La capital argentina acababa de convertirse en una ciudad autónoma con gobernantes electivos. Poco después de mi ingreso al profesorado, mi casa de altos estudios recibió su copia de una resolución normalizadora dictada por el doctor Horacio Sanguinetti, ex rector del Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA) [1] y secretario de Educación del primer gobierno electivo de la Reina del Plata. El doctor Sanguinetti disponía la normalización de las instituciones terciarias del gobierno porteño. Normalizarlas implicaba emplazarlas a tener autoridades electivas. Poco después, asumían el primer rector y vicerrector electivos de mi casa de altos estudios. Desde entonces, mis votos de estudiante o graduado han contribuido a ungir rectores, vicerrectores, regentes y jefes de departamento de mi casa de altos estudios, que, por estos días, recibirá mi voto para un balotaje destinado a dirimir quiénes ocuparán el rectorado y vicerrectorado en los próximos años.
Sueño con una Argentina con funcionarios judiciales electivos, alejados del deprimente espíritu aristocratizante aferrado con lastimosa obstinación por los actuales integrantes del cuerpo judicial argentino, pese al valeroso intento de democratización judicial promovido por la presidenta-abogada Cristina Fernández de Kirchner y dejado en suspenso a cambio de la declaratoria judicial de constitucionalidad de la ley mediática de 2009. En estos días los Estados Unidos han conmemorado el cincuentenario del atroz asesinato de su presidente John Fitzgerald Kennedy, el célebre JFK, masacrado en Dallas el 22 de noviembre de 1963. Durante mi estancia vacacional geselina de enero de 1992, compartida con mis padres, mi difunta abuela materna y mi hermana dos meses y medio antes de mi vigesimosegundo cumpleaños, asistí al estreno geselino de la película estadounidense JFK, dirigida por mi admirado Oliver Stone, dueño de un coraje infrecuente entre cineastas estadounidenses frecuentemente sojuzgados por la añosa tiranía hollywoodense. En el film de Stone, Kevin Costner encarna a Jim Garrison, célebre fiscal de Nueva Orleans, fallecido nueve meses después del estreno geselino de JFK y honrado por Stone con una discreta inclusión en el reparto de su película. En el film de Stone, Costner interpreta al Garrison de 1963-1969, descontento de las conclusiones de la Comisión Warren sobre el asesinato de JFK y propulsor de una tesis alternativa sobre el crimen de Dallas, infructuosamente defendida por el fiscal Garrison ante los tribunales de Nueva Orleans, con imputados acusados por Garrison y absueltos por sus jueces. En una escena de JFK, rodada en las calles de Nueva Orleans, el Garrison de Costner es interceptado por una corista de poca monta interesada en colaborar con la fallida investigación de Garrison sobre el crimen de Dallas. La interlocutora de Garrison recuerda haber coincidido brevemente con Garrison durante la campaña electoral de un Garrison postulado para la fiscalía de distrito de Nueva Orleans.

Kevin Costner en JFK
Según el Stone de JFK, los Estados Unidos ya tenían funcionarios judiciales electivos en la década de 1960. A los fruncidos magistrados argentinos del decenio de 2010 parece seguir indignándoles la posibilidad de tener funcionarios judiciales electivos. Garrison atravesaba su cuarentena al asumir su fiscalía electiva. El nonagenario juez argentino Carlos Fayt y su septuagenaria colega connacional María Romilda Servini de Cubría parecen decididos a convertir sus sedes judiciales en sus sepulcros. No los votó nadie. Lo cual no les ha impedido votar en las múltiples elecciones argentinas de los últimos tres decenios. Lo cual no ha impedido convertir en magistrada cuasi-vitalicia a una jueza Servini de Cubría antológicamente parodiada por un elenco encabezado por un por un Tato Bores [2] apuntado por mi difunto abuelastro-padrino Ernesto Pena y afectado por un polémico fallo dictado por la cuestionada jueza el 17 de mayo de 1992. Lo cual no ha impedido convertir a Servini de Cubría en “Juez Federal con Competencia Electoral”, según rezaba su tipeada aclaración de firma en mis designaciones como presidente o suplente de mesas electorales reunidas en 2011 y 2013. Ariel Perelman, humanizado abogado treintañero encarnado por Daniel Hendler en la deliciosa película argentina Derecho de familia, estrenada en 2005, se negaba a abandonar los anacrónicos y onerosos atavíos del abogado argentino, aunque también a hacerse cargo del estudio jurídico de su fallecido progenitor y abandonar su defensoría de pobres y ausentes y su cátedra de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. No parecía interesado en ser juez. ¿Qué sentido tiene esa ambición en un abogado treintañero argentino constreñido a ejercer su profesión en un país aparentemente sentenciado a convertir sus juzgados en hogares de ancianos? ¡Cuán distinta sería esa situación con funcionarios judiciales electivos!


   


Derecho de familia
A principios de la actual era democrática, hubo una elección peculiar, celebrada el 25 de noviembre de 1984. En esa ocasión, el electorado argentino no eligió gobernantes ni oficializó candidaturas.  Al electorado argentino se le pidió que expresara su conformidad o  disconformidad con los “términos de la conclusión de las negociaciones con la República de Chile para resolver el diferendo relativo en la zona del Canal de Beagle”, según rezaban las boletas de votación previstas para la ocasión.  El centenario diferendo argentino-chileno del Beagle nos había costado sendos conatos bélicos con nuestros vecinos transandinos.  Era hora de hacer las paces.  Y aquel 25 de noviembre el electorado argentino falló contundentemente a favor de la paz, aunque ello pudiera implicar ceder alguna islita fueguina a Chile.

Boletas de votación utilizadas en el plebiscito limítrofe argentino del 25 de noviembre de 1984
El plebiscito limítrofe argentino del 25 de noviembre de 1984 caería posteriormente en un olvido tan injusto como el recaído sobre su talentoso promotor Dante Caputo, canciller designado por el presidente Raúl Alfonsín. En 2010, al promover un Día de la Soberanía para el mes de noviembre, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se ciñó curiosamente al  militarizado concepto liberal-conservador de soberanía nacional, optando por exaltar la defensa armada de la soberanía nacional efectuada el 20 de noviembre de 1845 en la Vuelta de Obligado. La Presidenta optó por conmemorar un ejemplo de defensa armada de una soberanía nacional plenamente defendible por vías pacíficas, como lo demostraran ampliamente el plebiscito de 1984 y  el acuerdo del Vaticano, cuyos méritos justificaban ampliamente fijar el Día de la Soberanía para el 25 de noviembre.
El 25 de noviembre de 1984, el electorado argentino no eligió presidente, vicepresidente, gobernadores, vicegobernadores, intendentes, diputados, senadores ni concejales, que ya había elegido en los históricos comicios nacionales del 30 de octubre de 1983, celebrados tras los horrores procesistas. Tampoco oficializó candidaturas. La capital argentina recién elegiría gobierno autónomo en 1996. El 25 de noviembre de 1984, el electorado argentino votó por algo mucho más esencial. Votó por la paz entre los pueblos latinoamericanos y, por extensión, del orbe. Eso convirtió en una elección peculiar al hoy olvidado plebiscito limítrofe argentino del 25 de noviembre de 1984.   







Notas:

[1] Mi hermana cursó la totalidad de sus estudios secundarios en el CNBA, durante el largo rectorado de Sanguinetti. (N.del a.)

[2] Cf.http://www.youtube.com/watch?v=JAWelSek8qQ. (N.del a.)